miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dos canciones & una eternidad -2-

Y bajo la sangre apareció una puerta hermosa llena de colores y flores que la rodeaban y te invitaba a ella. No lo dudó un momento y entró. Lo único que no sabía era que aquella puerta le depararía un futuro doloroso y cruel.


Tras aquella encantadora puerta se escondía un gran bosque lleno de diferentes tonos de verdes y altos árboles que por lo menos tocarían el cielo o más allá de él, avanzaba despacio, estudiando cada cosa que veía y que se encontraba a su paso; experimentando cada una de las nuevas sensaciones que ese sitio le producían. De un momento a otro se le vino una canción a la mente: stuck in the moment, de Justin Bieber. Empezó a sonar en su mente y a la vez en el gran bosque, Adrienne se asombró y todo le recordó a una película: cuando una chica esta en un lugar o esta con un chico y de fondo suena una canción que hace resaltar la imagen y llenarla de emoción. Así se sentía ella y esa sensación desde luego la hacía sentirse lo mejor del mundo, esa sonrisa que siempre había escondido deslumbró todo, y nació de nuevo, corrió por la hierba fresca hasta más no poder y se tumbó en el suelo. Las canciones seguían sonando por todos los rincones de aquel inmenso bosque; cuando recuperó de nuevo el aire y sus energías se levanto y continuó su recorrido, a la media hora de andar e investigar vio a lo lejos una columna de humo. Una aldea. De nuevo corrió hasta situarse lo más cerca posible de lo que parecía una aldea y caminó por un camino de tierra que la llevó a un pueblo.

No era una aldea si no un pequeño pueblo donde la gente caminaba tranquilamente. Vestían con ropa que Adrienne no había visto nunca, grandes vestidos, botas y flores por todos los sitios, se sorprendió; eran como las ropas de sus dibujos. Bajó por el camino y se adentró en el pueblo, toda su gente se la quedaba mirando, pero ninguno decía palabra alguna. Iba sin rumbo pero en ese momento nada daba crédito a lo que veía. Era magia pura, la emoción y adrenalina le recorría el cuerpo, a lo lejos divisó a un chico de su edad que la miraba fijamente. Era bastante guapo, decidió caminar hacia él y se topó con una mujer.

-Ten más cuidado anda-espetó esta
-Lo siento...-musitó y con unos pasos más me encontró cara a cara con aquel chico.
-¿La puerta?-la miró incrédulo- Todos caen...

Con un suspiro se echó a un lado y empezó a caminar lentamente. Le chilló "¡como se sale de aquí!" pero él no se inmutó y siguió su camino. Le dediquó una agradable mueca de desagradecimiento, aunque no la viera, y seguió caminando con la música de fondo. That should be me sonaba ahora y al son de la canción lleguó hasta el final del pueblo. Sus casas de madera y piedra se habían quedado atrás, los olores y sus gentes… ¿qué haría ahora? Solo había más y más bosque. No tenía más remedio que continuar por el camino de piedras. Airplanes. Canciones, letras, melodías fluían por su mente y eso era agradable. Se entretendría en el camino y se haría más corto. Después de casi más de diez canciones divisó una gran cabaña rodeado de un prado con flores por todos los sitios. ¿Sería esto un sueño? ¿Tal vez una película? Según te ibas acercando a la cabaña su forma se dibujaba mejor y el aspecto cambiaba un montón. Miles de luces y destellos por todos los lados había, y las gotas de agua del pequeño río que había, parecían plata. La puerta estaba abierta y penetró a través de ella. Dentro más luces lucían y de nuevo muchas flores decorándolo todo. Parecía aquello la Edad Media mezclada con muchas otras cosas. La chimenea estaba encendida y se acerquó para calentarse un poco.

-Bienvenida seas–conocía esa voz, se giró en redondo
-¿Tú?
-¿Yo?
-¿Qué haces aquí? –Preguntó Adrienne
-¿Y tú? –  el chico se sentó en una silla y junto los brazos como si esto fuera una investigación
-Estaba abierto y entré. Es tan sencillo como eso.-le espetó ella
-Yo igual
-Ya... ¿cómo has llegado hasta aquí?
-Caminando, ¿tú?
-¿Caminando? Yo también he venido así, además ibas en la dirección contraria-le señaló con un dedo
-Es que soy un ninja-levantó un poco los hombros-¿No lo sabes?
-Ya, y yo soy Lady Gaga...-rió Adrienne
-Te pareces...tal vez...-suspiró él-¿Quieres té?

Puso los ojos en blanco y asintió, cuando él se fue se puso a indagar por la casa, tardaba eternidades y en una estantería encontró medio escondido un viejo libro, con una cubierta de cuero donde ponía...